lunes, 25 de julio de 2016

Leandro Morgenfeld: “A días de los Juegos crece la inestabilidad en Brasil”

Leandro Morgenfeld: “A días de los Juegos crece la inestabilidad en Brasil”

 

Leandro Morgenfeld: “A días de los Juegos crece la inestabilidad en Brasil”

Notas.org.ar
 
Leandro Morgenfeld, en una entrevista radial del programa Te quiero, de AM750, analiza la situación en Brasil a pocos días del inicio de los primeros Juegos Olímpicos con sede en América latina. Amenazas terroristas, Río de Janeiro militarizada, campaña contra Lula que va primero en las encuestas de intención de voto e inestabilidad política creciente.

- ¿Cómo viste Brasil en la previa de los Juegos Olímpicos y qué opinás del hecho de que haya políticos admitiendo públicamente que va a ser complicado garantizar la seguridad, a partir de lo que se dieron de baja 20 mil reservas en Río de Janeiro?

– Bueno, lo primero que hay que decir es que Brasil aún no sale de esa crisis económica que empezó a principios del año 2015 y sufre por segundo año una brutal caída de su Producto Bruto Interno, a lo que se le suma la crisis política que se profundizó cuando el Congreso aprobó esa suerte de golpe institucional que apartó a Dilma Roussef del cargo. Y todavía sigue sin resolverse el juicio político. De hecho se iba a resolver ahora a principios de agosto, durante los Juegos, con lo que implicaba sumarle a todo este complejo panorama internacional una agudización del conflicto interno.
Bueno, el Congreso, un poco con esas tácticas y maniobras espúreas a las que tiene acostumbrada a la sociedad brasilera, decidió patear la decisión para después de la competencia, incluso para que el gobierno interino de Michel Temer de alguna manera pueda capitalizar políticamente el evento.
Y Brasil llega en una situación muy particular. Yo estuve la semana pasada en San Pablo y Folha de Sao Paulo, que es uno de los diarios más influyentes, puso en tapa una encuesta que mostraba que más de la mitad de los brasileros piensa que hacer los Juegos en Brasil era perjudicial para el país en general. Es decir, los primeros Juegos Olímpicos sudamericanos están generando en los locales más críticas que apoyos.

- ¿Por qué?

– Acuérdense de que cuando Lula anunció primero que habían ganado la elección para ser sede del Mundial de Fútbol 2014 y en seguida los Juegos Olímpicos, era como una demostración del poderío económico y político de Brasil. Brasil había desplazado a Gran Bretaña como la sexta economía del mundo… Era Brasil potencia.
Bueno, hoy Brasil está sumido en una crisis política, económica y social -como buena parte de los países emergentes a nivel mundial- y con un presidente interino como Temer, que lleva dos meses en su cargo y que no puede salir a la calle, que no hace actos públicos porque al lugar donde va lo chiflan, le hacen escraches y manifestaciones. Es decir, no sé si el viernes 5 de agosto, cuando se abran los Juegos, se va a animar a ir al Maracaná, donde puede ser objeto de una silbatina importante, como la que recibió Dilma cuando fue al Mundial.

- Estuvimos viendo algunas informaciones acerca de que Lula sigue creciendo en las encuestas en Brasil. ¿Hoy Lula tiene chances serias de ganar las próximas elecciones?

– Lo primero que hay que decir es que esa gran resistencia que hubo después del golpe hoy está cediendo. Aunque hay un movimiento de ocupación de ministerios culturales, hay un movimiento en la calle de resistencia y las organizaciones sociales como la Central Única de Trabajadores (CUT), el Movimiento de los Sin Tierra y el de los Sin Techo, plantearon que van hacia un proceso largo de resistencia. La estrategia que van a tener (todo el mundo da casi por descontado que Dilma va a ser destituida) el Partido de los Trabajadores (PT) y otras organizaciones como la Rede Sustentabilidade (REDE), de Marina Silva, es que se adelanten las elecciones para este año. Y allí el gran temor del establishment que apoya al gobierno de Temer es que Lula sigue primero en todas las encuestas.
Por eso en las últimas semanas hay un avance judicial muy fuerte, no sólo contra Dilma sino también contra Lula. Lograron que quien era el publicista y principal asesor de Lula, Joao Santana, se acogiera a lo que llaman ellos “delación premiada”. Y hay que tener en cuenta que todo el sistema político está muy podrido en Brasil, tiene financiamiento espúreo todo.
Temer perdió tres ministros en los primeros meses por estar implicados en la operación Lava Jato y tiene a más de la mitad de su gabinete por ser procesado. Ahora que Joao Santana se acogió a esta delación premiada va a acusar para arriba y por lo tanto no hay que descartar que Lula termine preso. En el último fin de semana los principales editorialistas de los diarios principales, que son todos anti Lula, están avizorando que se avance hacia un encarcelamiento directo del ex presidente.
Por lo tanto vamos a tener meses de muchísima inestabilidad y si hubiera elecciones efectivamente creo que va a haber una polarización entre Lula y alguno de los partidos del orden. Creo que eso es lo que quieren evitar a toda costa y que Temer pueda estar en el poder dos años y medio más para llegar a las elecciones con una situación económica no tan calamitosa como la que hay ahora. Tiene menos del 2% de intención de voto el actual presidente interino.
En cuanto al tema del terrorismo, la semana pasada detuvieron, con un show mediático importante, a diez musulmanes que a través de las redes sociales dijeron que iban a preparar algún tipo de atentado. Pero hoy ya estaba leyendo que el mismo juez que ordenó la detención estaba diciendo que son amateurs y que ninguna célula terrorista medianamente creíble va a andar buscando por las redes sociales cómo comprar un fusil AK47 o cómo entrenarse en acciones de tiro cuando faltan menos de dos semanas para el inicio de los Juegos Olímpicos.
Pero como cualquier loco puede decir que actúa en nombre del Estado Islámico y los ojos del mundo van a estar en los Juegos no se puede descartar que alguien intente algo. Por eso movilizaron 80 mil efectivos de seguridad, de los cuales 67 mil van a estar en Río de Janeiro, que va a ser la zona más militarizada del mundo a partir de la semana que viene.

- Y hablando justamente de locos, también linkear con lo que sucede en otros lugares, donde hubo mayor repercusión por atentados de locos que por hechos cometidos efectivamente por el ISIS.

– Claro. Por un lado tenemos al ISIS que sigue operando. Esta semana con un atentado con más de 80 muertos y 200 heridos en una manifestación chiita en Kabul, Afganistán, y en la zona en que ellos controlan, fundamentalmente reducida a un sector de Irak y de Siria. Por supuesto, como es en esa zona lejana impacta menos en la opinión pública. Se habló más del reciente atentado en Alemania, cometido por un inmigrante sirio que no consiguió asilo político y que causó algunos heridos que del atentado en Kabul.
Por ejemplo, el atentado de Munich lo cometió un chico desequilibrado, sin relación con el terrorismo islámico. Y aunque ahora ni siquiera es el momento histórico en que más víctimas ha producido el terrorismo, la singularidad es que hoy atacan cualquier tipo de objetivo, no sólo militares sino civiles, buscando un fuerte impacto mediático. Y lo otro es la acción de las nuevas formas de comunicación, de las redes sociales, con lo que estos atentados se transmiten casi de forma instantánea generando por un lado una paranoia desmedida y dando argumentos a quienes quieren generar una sociedad del hiper control, hiper securitaria e hiper militarizada.
Esto me parece muy sospechoso. En las últimas horas escuchamos incluso al gobierno de Macri, a Patricia Bullrich, diciendo: “Tenemos miedo de posibles atentados terroristas en la Argentina”. Y eso es lo que se utiliza para justificar que las Fuerzas Armadas, en contra de lo que dice nuestra Constitución Nacional, se involucren en cuestiones de seguridad interna o, algo mucho peor, que se habilite una base militar para los Estados Unidos. Que es lo que se está negociando. En la Triple Frontera, con la excusa del terrorismo, y en Ushuaia con la excusa de desarrollar investigaciones científicas en la Antártida.

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