domingo, 23 de septiembre de 2012

Entrevista a Assange, por Santiago O'Donnell



EL MUNDO › JULIAN ASSANGE HABLA DE INTERNET, DE COMERCIO, CENSURA Y POLITICA, Y EXPLICA SU SITUACION LEGAL

“Hemos revelado la corrupción en los medios y la hipocresía de Occidente”

Por primera vez desde que se refugió en la Embajada de Ecuador en Londres, el fundador de Wikileaks aceptó hablar con un medio. Sus duras críticas a Obama, su repudio a Facebook y sus ideas sobre las estructuras de poder mundial.

 Por Santiago O’Donnell (Página/12)

Desde Londres
Julian Assange es muy blanco. Pelo blanco, piel blanca, ojos chiquitos, manos suaves, dedos de pianista. Tiene muchos blancos que persigue a través de su sitio Wikileaks: gobiernos, bancos, ejércitos, agencias de espionaje. A su vez, es blanco de procesos judiciales en Suecia, Gran Bretaña y Estados Unidos. Lleva casi cien días encerrado en la Embajada de Ecuador en esta ciudad y desde entonces se ha asomado al balcón para ver la luz del sol una sola vez, el 19 de agosto, cuando pronunció un discurso para agradecerle a Ecuador por darle asilo y a América latina por defender a Ecuador. No volvió a asomarse, dice que porque no quiere ser blanco de los paparazzi. Saluda con la mano izquierda porque se lastimó la derecha practicando boxeo. Hace poco empezó a tomar lecciones de castellano una vez por semana, pero todavía no se anima a pronunciar palabras en ese idioma delante de las visitas. Recibe a Página/12, con su laptop HP cerrada, en un cuarto de tres por cuatro metros que funciona como su oficina. Afuera la policía británica vigila y un grupito de manifestantes despliega algunos carteles pidiendo su libertad. Acepta preguntas durante poco más de tres horas sin mirar su computadora y sin que su celular suene ni una sola vez.
–Usted ha visitado todo el mundo, con excepción de América latina. La última vez que hablamos, le dije que en Europa lo amaban, en Estados Unidos lo odiaban y en América latina no lo conocían. Cada vez que hablo de Wikileaks me preguntan quién es Julian Assange y qué es Wikileaks. Sé que suena estúpido, pero me gustaría trasladarle esas dos preguntas.
–No estoy seguro de que acepte completamente la premisa. Estados Unidos es muy interesante porque allí mucha gente me apoya a pesar de los ataques despiadados en los medios de EE.UU. Siento un afecto especial por la habilidad de la gente de ver más allá de la mierda. Así que aún en un medio ambiente como EE.UU. donde hay ataques de Obama, Biden y todos los demás, apoyados por los medios –la cadena Fox de un lado, el New York Times del otro–, todavía hay 30-40 por ciento de la gente, según la encuesta que elijas, que apoya a Wikileaks o me apoya a mí, y también apoya la publicación de documentos clasificados del gobierno de Estados Unidos sobre Afganistán y otras guerras, aun cuando en los medios de EE.UU., estas publicaciones son consideradas un acto de traición. Eso me hace bastante optimista, porque muestra que dentro de un mar de mentiras hay un reservorio de gente que, aun cuando no pueden ver a través de la mentira, sienten que hay una agenda para influenciarlos y la resisten.
–Teniendo eso en cuenta, ¿cómo se definiría, cómo definiría a Wikileaks y cómo le explicaría a un no iniciado lo que está haciendo?
–No creo que sea interesante definirme, pero fundé y dirijo Wikileaks.
–Entonces hablemos de Wikileaks.
–Wikileaks es una organización y una publicación. La organización tiene una tarea, que consiste en ser una serie de cosas. Una es ser la publicación de última instancia, así que en vez de protestar contra la censura, la deshacemos. La atacamos y publicamos. Otra función es alentar a gente que tiene conocimientos de planes o actos injustos que hayan ocurrido en el pasado a que nos den la información, así la publicamos. Luchamos por esos derechos en general porque creemos en ellos y como organización son necesarios para nuestra existencia. Y hacemos todo esto no solo porque alguna gente lo aprueba, no solo porque es divertido, y lo es, sino porque vemos que lleva a actos individuales de justicia a partir de las publicaciones que producimos, y también marca una tendencia general que altera el ambiente político en la dirección correcta.
–¿Cómo evalúa el impacto que ha tenido Wikileaks?
–Hay tres áreas de impacto. Primero están los casos individuales. Publicamos en promedio un millón de documentos por año de todo el mundo que han afectado elecciones, han afectado revoluciones, han sido usados en casos judiciales importantes, con respecto a la guerra de Irak, a los vuelos secretos de prisioneros de la CIA, corrupción, asesinatos. (En segundo lugar) hemos empujado las fronteras de lo que es aceptable publicar en Internet. Eso es muy importante porque ahora se acepta a cualquier organización que publique documentos de gobiernos que son menos controvertidos que lo que hace Wikileaks. De esa manera hemos agrandado el abanico, lo que sirve para proteger a todos los demás que vienen detrás nuestro. Por último, en la reacción hacia Wikileaks, hemos revelado algo importante acerca de la hipocresía de Occidente, de cómo la censura moderna ocurre en Occidente y también en sus países aliados; hemos revelado la corrupción en los medios y, quizás nuestro mayor éxito, hemos radicalizado y educado políticamente a la juventud de Internet y la juventud de Internet es ahora la mayoría de la juventud. La mayoría de la juventud hoy recibe su educación política de Internet.

Cuestión de valores

–Quisiera preguntarle por una anécdota de su niñez, usted me dirá si es cierta, que me llamó la atención porque habla de sus valores éticos. La historia se refiere a que, siendo niño usted se robó unos tomates de la huerta de una familia adinerada. Y que después se enojó mucho cuando esa familia le reclamó. ¿Cree que en algunas situaciones está bien robar?
–No sé de dónde salió eso. Me suena que de esa biografía no autorizada que se publicó....
–Sí, de la biografía no autorizada. Sé que usted dice que ese libro contiene muchas falsedades, por eso pregunto, para entender si usted cree que bajo algunas circunstancias...
–La mitad de los problemas que Wikileaks enfrenta como organización, así como muchas otras organizaciones de activistas y periodistas en general, es la deformación del lenguaje. El intento de hacer trampa con el lenguaje para sacar de contexto un tema...
–Por eso quiero ser claro. Estoy hablando de robar.
–Entonces es un abuso del lenguaje usar la palabra “robar” en lugar de la palabra “copiar”. Porque “robar” es quitarle un ítem a su dueño original. Wikileaks, cuando recoge información de gobiernos y grandes corporaciones, está copiando esa información. Cuando le pasás un dato a un amigo, por ejemplo, ¿sabías que Suecia es el principal fabricante de armas per cápita en el mundo? Yo no perdí ese dato por pasárselo a alguien. Entonces, si la pregunta es si creo que copiar información y diseminar información está mal...
–No, ya conozco esa respuesta. Por eso le pregunto si robar tomates siempre está mal o a veces se justifica. Ya sé que usted era solo un niño y ya sé que usted le da mucha importancia a la ética. Lo que quiero entender es si, dentro de sus parámetros éticos, en ciertas circunstancias se puede justificar el robo.
–Me está preguntando por mis parámetros éticos de cuando tenía cinco años.
–No, quiero saber lo que piensa ahora.
–Tendría que ver... en general está mal, pero habría que ver la circunstancia específica. Cobrar impuestos es robar, por ejemplo.
–¿Entonces en un punto está bien robar, si le robás a una persona muy mala, por ejemplo?
–Creo que nunca está bien, pero puede ser el mal menor entre dos males. Cobrar impuestos es un ejemplo en el que puede o no ser el mal menor, pero parece que los países que no recaudan no sobreviven mucho tiempo.

El papel de América latina

–¿Cuál es su opinión sobre la importancia de Wikileaks en América latina?
–Mi conocimiento sobre la interacción de cualquier país latinoamericano con Wikileaks es limitado, pero tengo una perspectiva sobre la región en general porque establecimos acuerdos de publicación en casi todos los países de la región. Así que es posible establecer algunas conclusiones. La más obvia, y no es sorpresa para los latinoamericanos, es el rol de Estados Unidos en América latina. Las acusaciones históricas de las interferencias de Estados Unidos aún se sostienen, aunque por suerte la mayoría de los países en Latinoamérica no están en una situación de poder tener dictaduras agresivas. Esa influencia ahora se expresa en la financiación de ciertas ONG y grupos por parte de Usaid (la agencia de asistencia del Departamento de Estado estadounidense) y en mantener a otros grupos dentro de la órbita de Estados Unidos, ya sea a través de la OEA (Organización de Estados Americanos), la SIP (Sociedad Interamericana de Prensa) o por medio de otros arreglos. La progresión en América latina en relación con Estados Unidos es muy positiva, pero hay un aspecto que me preocupa y que América latina debe resolver, y es que todas la comunicaciones de América latina a Europa, a Asia, se hacen a través de Estados Unidos, donde son interceptadas por la agencia de seguridad nacional. Aun un porcentaje importante de las comunicaciones entre países latinoamericanos rebotan en Estados Unidos y vuelven a la región. Esto abarca a las grandes empresas telefónicas, a los grandes proveedores de Internet, a las transferencias en dólares. Es un tema serio de soberanía para América latina. También vemos problemas serios con los medios en América latina. Esa caricatura de los medios latinoamericanos que son muy cercanos a una familia, o a un partido político, en general es correcta. La interferencia en la última elección en Perú fue muy seria (Ollanta Humala ganó a pesar de una fuerte campaña negativa del diario El Comercio). Como región, América latina fue la más exitosa en la difusión de los cable diplomáticos, con la posible excepción de Medio Oriente, que vivía una situación especial. Mejor que Europa, y mucho mejor que Africa, Asia y también Estados Unidos. Creo que eso habla bien de América latina. Europa se vio afectada por sus relaciones con la OTAN, obviamente Estados Unidos también. En Africa la infraestructura era demasiado pobre y quizás estos países también se preocupaban por su relación con Estados Unidos, no porque fueran fuertes aliados como los países de la OTAN, sino porque eran países pequeños y no tenían organismos regionales fuertes que los protegieran, mientras que en América latina, si bien los países pueden ser pequeños, están insertos en organismos regionales que los protegen. China suprimió los cables completamente y en las ex repúblicas soviéticas la reacción fue mixta.
–Volviendo a la región...
–Ecuador fue especial. El gobierno ecuatoriano nos pidió que publiquemos todos los cables sobre Ecuador. Nos pidieron, querían que publiquemos todo. Hubo otro país caribeño, creo que Jamaica, que también nos pidió que publiquemos todos los cables.
–¿Y Argentina? ¿Qué sabe de Argentina?
–La embajadora argentina (Alicia Castro) vino acá para apoyarme.
–Alguna gente en la Argentina se puso contenta cuando usted, en el discurso que dio en el balcón, mencionó al país dos veces.
–Sí, la repetí por un error en el cortado y pegado de ese párrafo de mi discurso, así que dejé afuera a otros países que pensaba mencionar, pero obviamente Argentina estaba cerca de mi corazón en ese momento, por eso la mencioné dos veces, lo cual no es sorprendente porque en este tema del asilo, Argentina me ha apoyado mucho y la embajadora argentina en Londres, que es una mujer muy carismática, vino a demostrarme su apoyo. Quiero decir, estoy al tanto de algunas cosas que han pasado con Cristina y el gobierno de Argentina, pero no tengo opiniones particulares sobre el país. Pero sí aprecio su independencia en el tema del asilo. Hay una cosa (de la) que nosotros, en Wikileaks, hemos recibido varias quejas, y tiene que ver con el programa biométrico (de impresión de documentos) en Argentina.
–¿Tiene que ver con que hay que aportar demasiados datos? Sé que una parte de la comunidad de hackers argentinos se opone.
–Es una transferencia de datos desde los individuos a una organización que es mucho más poderosa que ellos. Entiendo la seriedad de los carteles narco en América latina. Es un tema serio y no lo subestimo.
–Nosotros lo vemos como una solución que permite atravesar los aeropuertos más rápido, haciendo menos trámites. ¿Es una mirada demasiado ingenua?
–Sí. La tecnología casi nunca es neutral. Y cada individuo es conocido por el Estado, y todos sus amigos también, y puede ser rastreado con exactitud, como resultado de las comunicaciones. Entonces, cuando el Estado se vuelve malo, los individuos no tienen dónde esconderse. En una filtración que hicimos a principios de año mostramos que hay 175 agencias de Inteligencia que les proveen equipos espía a diferentes gobiernos para intercepciones masivas en Internet. Entonces, por ejemplo, con solo diez millones de dólares por año se puede comprar un equipo de Dastec en Sudáfrica para grabar todas las llamadas telefónicas de un país mediano. Todas las llamadas telefónicas. Ese es el nuevo patrón tecnológico. Ya no se trata de elegir a un activista en particular para seguir sus llamadas. Ahora se interceptan correos electrónicos y llamadas de poblaciones enteras y se almacenan de forma permanente porque es mucho más barato tener archivos permanentes de poblaciones enteras que seguir a ciertos individuos. Mejor que todos sean el blanco y no tener que gastar en discriminar. Más adelante, cuando te interesás por una persona, podés ir al archivo permanente y rastrear los datos de esa persona y encontrarlo fácilmente y seguir su rastro. Hay programas que pueden ser buenos para combatir la criminalidad, pero hay que recordar que son los gobiernos los que definen los crímenes. Tenemos presuntas fuentes en prisión. Jeremy Hammond está preso en Nueva York. Ellos dicen que su crimen es haber copiado datos de la agencia privada Stratford y habernos pasado esa información. Es un prisionero político. Doscientos días encarcelado sin ser juzgado. No hay dudas de que él copió información. Se lo acusa del acto político de copiar información de una agencia de inteligencia, pero no lo acusan de hacer pasar vergüenza a una compañía poderosa e influyente. Se lo acusa de hackear computadoras. Del mismo modo a Bradley Manning (presunto filtrador de los cables diplomáticos, preso en Virginia) no se lo acusa de poner al descubierto crímenes de guerra, se lo acusa de comunicar al enemigo al hacer que la información sea pública. Entonces los Estados y las personas influyentes dentro de ellos definen como criminal una actividad que todos realizamos, que es copiar información, y aplican esa interpretación criminal a la gente que les hace pasar vergüenza. (Un asistente insiste en terminar la entrevista, que lleva hora y media por encima del tiempo pautado.)
–¿Algo más?
–Solo que el consejo y el apoyo de Argentina es muy importante para mí, porque Argentina tiene experiencia confrontando con el Reino Unido.

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